Trabajos con azulejos y mosaicos de Mirta Satz
La belleza rota
El trabajo con óleos y pátinas trabaja la visión del conflicto
POR SERGIO KISIELEWSKY
¿Puede llover en un azulejo expuesto en una Galería de Arte?¿Puede el aire y la luz convertirse en materiales que atraviesan un espacio ambiguo, cruzada por la incerteza de lo creado?Las 14 obras que integran la muestra de Mirta Satz cumplen a rajatabla con una de las premisas del arte: Restaurar la Novedad.
Técnicas mixtas creadas con vidrios, mosaicos, papel mixturan lo que en apariencia no se puede atraer.
Lo roto, lo escarpado, lo anestesiado por el vértigo y vuelto a reconstruir como un modo más de la resistencia a lo instituido.
Algo nuevo se puede y se debe crear.
“Llueve” es el título que por el correo electrónico circuló para los invitados a la muestra. La artista plástica reconoce que aún no tiene título lo expuesto.
Sólo hay que darse una vuelta por La Manufactura Papelera en Bolívar 1582 en el vértice de San Telmo para comprobarlo.
Toda la obra cuelga de un péndulo, todo está colgado con broches en una soga.
Así los patios y el aire se intuyen y crecen en cada forma.
¿Como los objetos tan fríos pueden denotar calidez? Para ello no hay respuesta. Sólo lo perciben los ojos que allí saben percibir.
Autorretratos, cielos tan azules como el cielo de verdad que campeaba el sábado 6 a tres cuadras del Parque Lezama.
Satz nos devuelve un acto de fe.
Como si la religiosidad del trabajo artístico atravesara lo incrédulo, lo que ya no se soporta, a lo que hay que oponerse.
Niñas acosadas por los témpanos, óleos que trasmiten un sopor del que siempre se sale.
Allí está la artista a contrapelo de lo instituido generando una voz de fuego.
Detalles que atraviesan una y otra vez el pequeño templo del circuito artístico.
Las obras están cuidadas, enmarcadas y atravesadas por los detalles, por las marcas de lo surreal. El sueño y la vigilia en un único torrente.
Satz trabaja el desamparo como en un sueño eterno.
No hay lugar para la oscuridad. Es sólo belleza. Se toca, muta, ofende.
Es como si la artista haya puesto proa a un itinerario sin certezas pero sabiendo que quedará el trabajo donde sobrevive el Arte.
Como en un juego donde nada perdura. Así y todo sobrevive, habla, dice lo suyo y penetra en el trabajo de orfebrería.
Entre las ruinas, entre las flores, escombros, manjares y hierbas está el estilo.
Entre las bombas, los estallidos, los pesares y los ritos están los tonos.
Nada se parece en Buenos Aires a la obra de Satz.
Satz es escritora y sobreviviente de la masacre en AMIA. Fue empleada de la Mutual durante 18 años. Las “respuestas” a lo que vivió en la mañana del 18 de julio de 1994 se palpan en los cuadros e instalaciones.
No hace falta ni siquiera un título para sugerir como pueden crecer las flores desde la carne mutilada. Su obra es un empecinamiento en la nobleza.
Nada puede tapar lo que aquí se construye.
Las alegorías sobre “El jardín de las Delicias” de El Bosco son un viaje entre lo pequeño y la maravilla de narrar sin contarlo todo. Siempre sugiriendo.
Pájaros, moviolas, arpegios, fechas patrias que nunca rozan el lugar común. O el afán de la decoración. O simplemente una mirada al pasar.
La escritura de la obra plástica es un llamado a la rebelión, una cita con el pensamiento, un camino que no posee regreso.
Se dice lo que no está. Se reconstruye desde una visión y desde un lugar muy preciso.
Toda la obra puede verse sin color alguno.
El observador crea sus propios tonos. Como si estuviera en una tela en blanco plena en significados.
El visitante de la muestra es el que pone sentidos, sonidos y voces.
La pequeña Méidale como la nombró la poeta argentina Leonor García Hernando da un salto que proviene cuando en 1978 ingresó al Taller Literario Mario Jorge De Lellis y luego eligió la pintura. Y es verdad que ahora es la pintura la que la elige a ella.
Todo puede ocurrir cuando se está frente a lo nuevo. Lo que aquí pasa es lo que debe pasar. La obra habla por sí misma y abraza.
Logra formar una ronda donde, por momentos se escuchan canciones.
Se puede vislumbrar una ronda infantil en un lugar que puede ser Zumerland o un Kent recreativo de la colectividad judía.
Todo está allí sin estar y codificando lo que no se puede codificar.
Levantando un edificio en un gran descampado. Por momentos llueve o truena.
Por momentos es el amor lo que ocurre.
Debemos recorrer más de una vez La Manufactura.
Cada observador registrará otro elemento, creará otra voz, amasará sonidos.
Hay música aquí, hay nieblas y hay una luz que deja huellas.
Belleza es lo que circula aquí.
Con seres que se entregan a una poética en la fisura.
En las grietas se puede percibir lo que aún se sostiene. Como si la obra, su disposición espacial fuera una respuesta a la idea de vacío, de aguas dibujadas para conjurar la intemperie.
La energía de los materiales es todo un símbolo. Se asemeja a un caballete imaginario que puede ser un galope de caballo en libertad. Sabe correr, sabe dónde. La libertad es el horizonte.
De la fragmentación
por Guillermo Bouquet
Parte de un todo, fragmento.
Fragmentación; acción de separación entre la parte y el todo.
Categorías racionales del positivismo lógico para dar cuenta de la separación de los objetos materiales.
Jugarreta de la razón que nos conduce a una ilusión perceptiva.
Ilusión perceptiva; que implica la supuesta distinción de dos objetos, pues estos solo son distinguibles de acuerdo a la distancia desde donde se los mire.
Distancia espacio temporal necesaria para inteligir un adentro y un afuera.
Grosores y límites; superficies y líneas; texturas y relieves; colores y tiempo: conjunción al fin de fragmentos que transmiten sentires insondables del ser que los produjo.
Finura, sensibilidad, tersura: sensualidad expresada en el borde más voluptuoso de la vida. . . la inmensidad. Inmensidad que en su descubrimiento nos coloca en el Filo Borde Límite; de nuestro ser como parte y todo.
Parte que se manifiesta en el roce de cada gota al deslizarse sobre nosotros y que no agota al todo por más pretensión que se tenga.
Pretensión imposible de posesión de un otro también fragmentado.
Pretensión imposible de poseernos a nosotros mismos a través de un otro.
Pretensión imposible de hallarnos, de asirnos en esa sucesión infinita de pequeños instantes. Pretensión imposible que nos habilita a disfrutar cada eslabón de la vida en ese continuun de fragmentos.
Fragmentos que de propios son ajenos y de los ajenos que se hacen propios por fuerza de la sensibilidad y apropiación.
Fragmentos que terminan colgaditos en el gozoso interregno entre lo interior-exterior, que nos atraviesan desde nuestra más sentida temporalidad.
Fragmentos al fin, que nos conducen a construir rostros y personajes tentativos, que nos acompañan dolorosa y placenteramente en nuestra apuesta por la vida.
Fragmentos al fin hacia la eternidad.
viernes, 16 de noviembre de 2007
martes, 6 de noviembre de 2007
Obras
"L'heure bleue",2007
Azulejo y acuarela sobre pulpa de papel,80x40cm
"Paisajito en la pared", 2007
Azulejo y acuarela sobre pulpa de papel,76x38cm
Azulejos y acuarela sobre pulpa de papel, 80x40cm
Baldosas y pulpa de papel, 80x40cm
Vidrio, azulejos, baldosas y
pulpa de papel, 80x40cm
Baldosas y pulpa de papel,80x40 cm
Azulejo y acrìlico sobre papel, 35x15
Azulejo y acrìlico sobre papel, 40x20cm
Baldosas y acrìlico sobre papel, 30x15
Azulejo y acrìlico sobre papel, 35x15 cm
Azulejo y acrìlico sobre papel, 33x15
Baldosas y acrìlico sobre papel, 30x15cm
Azulejo y acrìlico sobre papel, 35x30cm
"Korfoula ( mi pequeña flor)" 2007
Azulejo y acrìlico sobre papel, 35x30 cm
"Bella caìda", 2007
azulejo y òleo sobre pulpa de papel,80x40cm
"Caìda", 2007
Azulejo 60x30 cm
De "Cuadernos de Mora dormida",1994 y 2007
Làpiz y azulejo, 60x30cm
Azulejo y acrìlico sobre papel,60x30cm
Azulejo y acuarela sobre papel,60x30cm.
sobre pulpa de papel 0.70 x 1.55 m
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